Condena PRD agresiones a militantes e instalaciones

Tres días después, la dirigencia nacional del PRD condenó las agresiones cometidas el pasado miércoles contra colaboradoras, colaboradores y funcionarios, así como a las instalaciones de este instituto político, por parte de personas que, con el pretexto de falta de pago, actuaron de manera violenta.

“Expresamos clara y expresamente nuestra solidaridad con la secretaria de Comunicación, Estephany Santiago, quien fue agredida en su persona, así como a trabajadoras madres de familia del PRD que no pudieron ir a recoger a sus hijos a tiempo a sus escuelas”, dijo en un posicionamiento, en el que señaló que no se tolerará más violencia y actuará legalmente contra quien resulte responsable.

De acuerdo con la dirigencia, existe una resolución judicial por la Sala Regional del Tribunal Electoral, que determinó dejar sin efectos la medida cautelar que señalaba a la presidenta del partido en la capital como titular de las finanzas y, al suceder eso, y no contar con responsable de las mismas, así como, derivado de las omisiones y malos manejos sobre los recursos del Estatal, la dirección nacional, en apego al estatuto del partido, emitió un acuerdo donde atrajo las finanzas y nombró al nuevo responsable.

La declaración hecha por Nora Arias en el sentido de que el Tribunal Electoral le cedió el manejo de las finanzas partidistas es sesgada, pues la dirigente omitió informar que, en febrero de este año, la Sala Regional revirtió esta medida cautelar por considerar que el primer fallo se había extralimitado en sus funciones e invadido la organización interna del PRD.

La demanda de pagar a 52 colaboradores se ha cumplido en 45 casos, los siete restantes no han podido acreditar sus funciones o adscripción laboral, tal como lo ha asegurado la extitular de Recursos Humanos del PRD capitalino, Lilian Gómez Tagle Cañas.

La dirigencia detalló que a las personas agresoras que acudieron a las instalaciones ya se les pagó conforme lo marca la ley, por ello, su actuar sólo devela la desesperación de una acción política.